lunes, agosto 21, 2006

Llegaron los comic a las aulas...

Los comic, es una novedosa herramienta que debe ser incorporada en el proceso de aprendizaje del alumnado, siempre siñiendonos al rigor del proceso histórico, pero manejando un discurso juvenil contemporaneo, nuestros alumnos pueden sentise parte de la historia y mejor aún, es una manera de recrearla y explotar aquello que abunda en los muchachos "la creatividad". Así que profesores aquí hay una herramienta para difundir, proximamente estaré publicando en un nuevo blogs, los trabajos de mis alumnos...ya veremos que tan creativos pueden ser....¡la mejor manera de aprender es jugando!... Profesor Alex Murazzo.

sábado, agosto 12, 2006

El Himno de José Santos Chocano:


“A inicios del siglo XX el presidente Eduardo López de Romaña convoca a concurso para cambiar la letra del himno nacional, el ganador fue el poeta José Santos Chocano. El motivo fundamental del cambio de letra era su antihispanismo ya que por entonces el Perú estaba en paz y gran amistad con España, habiendo aceptado S.M el Rey ser árbitro en su ligio territorial con Ecuador. La convocatoria al concurso dio lugar a múltiples discusiones y el nombramiento del jurado dictaminador, uno de sus miembros resultó ser el tradicionalista Ricardo Palma quien estuvo de acuerdo con el cambio de las estrofas excepto el coro. Santos Chocano, con el seudónimo de Improntu, ganó el concurso, aunque no se expidió una resolución suprema que oficializara el nuevo Himno, ni se cumplió con el premio “una medalla de oro”, lo cierto es que la nueva letra fue cantada en los colegios hasta 1912. Entre los que fueron niños entonces encontramos al ilustre Luis Alberto Sánchez quien en un articulo publicado en el diario la prensa (03 de marzo de1974) se recuerda entonando las estrofas del nuevo himno.”
(tomado de artículo de Alexander Murazzo, "Himno como tradición")

La composición premiada estuvo compuesta por cuatro estrofas inéditas que publicamos a continuación:
I
Si Bolivar salvó los abismos,
San Martín coronó la altitud;
y en la historia de América se unen
como se unen arrojo y vitud.
Por su emblema sagrado la patria
tendrá siempre, en altares de luz,
cual si fuesen dos rayos de gloria,
dos espadas formando una cruz.

II

Evoquemos a aquellos que un día
nos legaron eterna lección;
y ensalcemos, no en vanas palabras,
sino en hechos, la Paz y la Unión.
¡trabajemos! Las manos sangrientas
se depuran en esa labor;
¡que la guerra es el filo que corta,
y el trabajo es el nudo de amor!

III

El trabajo nos ciñe laureles,
si la lucha nos dio libertad.
¡trabajemos! ¡ Abramos la tierra,
como se abre a la luz la verdad;
arranquemos el oro a las minas;
transformemos la selva en hogar;
redimamos el hierro en la industria
y poblemos de naves el mar!

IV

A vivir subyugados sin gloria,
prefiramos morir sin baldón,
que así solo veran nuestros heroes
satisfecha su noble ambición.
¡Somos libres! Gritaron los pueblos;
Y la patria fue libre a esa voz,
¡como el orbe salio de la nada
a una sola palabra de Dios!

España en Crisis: de la monarquía a las juntas

Desde sus inicios, los revolucionarios franceses buscaron expandir su movimiento a las demás monarquías europeas y difundir sus ideales. Lógicamente, encontraron la oposición de otras casas reinantes. El enfrentamiento entre los “republicanos” franceses y el resto de Europa, liderada por Inglaterra, llevaría a conflictos armados que, con el paso de los años y hasta llegar al apogeo napoleónico, parecían inclinar la victoria hacia la potencia insular.
La Francia revolucionaria debió hacer frente a sucesivas coaliciones promovidas por Inglaterra. Las potencias continentales no pudieron detener a las “águilas” napoleónicas, y fue Inglaterra, protegida por su enorme poder naval, el mayor freno que encontraría el corso. Para asfixiar a su adversario, Napoleón decretó el “Bloqueo” Continental, por el cual ninguna nave inglesa debía ser recibida en la Europa continental -España y Portugal-. Mas Portugal no acató tal prohibición, por lo que Napoleón, para castigar aquella rebeldía e imposibilitado de atacar por mar, consiguió autorización de los decadentes reyes españoles para que sus tropas atravesaran su territorio rumbo al reino lusitano. En ese empeño, napoleón aprovecharía la decrepitud de los monarcas hispanos para establecerse en la península, y luego de hábiles maniobras, conseguir la abdicación de Carlos IV y hacerse él del poder, que traspasó a su hermano José.
Indignado por el comportamiento de los monarcas el pueblo español se alzó en armas. Recapitulando las viejas luchas de reconquista, los pueblos españoles se constituyeron en juntas que debían gobernar durante la ausencia del rey Carlos IV, ya sustituido en el fervor popular por su hijo Fernando VII – se formó así la Corte de Cádiz – . Ese fenómeno “juntista” repercutió en el mundo hispanoamericano. Ante la prisión del Rey español, los alzamientos se multiplicaron en la colonia, ya que al ser los virreyes representantes de los reyes, y no habiéndolos en ese momento, el pueblo asumía que el poder “revertía” a su legítimo dueño. Así surgieron juntas en numerosos centros Chuquisaca, La Paz, Quito, Caracas, Buenos Aires…etcétera.
Las juntas fueron combatidas principalmente desde el Perú por el Virrey Abascal, a quien por ello se califica como “un brazo contra un continente”. El esfuerzo del Virrey del Perú y la contraofensiva de la reacción, que halló eco en muchos lugares, devinieron en el fracaso de aquellos movimientos, algunos de los cuales encerraban un afán –más allá de detentadores del poder mientras el Rey estaba cautivo- por romper el vínculo con la metrópoli. (Percy Cayo Córdova, “Enciclopedia temática del Perú”, Editora El Comercio, 2004 Pág. 18-19)

La Ilustración y sus Efectos Revolucionarios en las Colonias

Como todo periodo histórico, La independencia americana es parte de un proceso que se inicia en el siglo XVIII -conocido como “el siglo de las luces”-; este siglo, en el plano cultural significó el desarrollo de diversas teorías que pretendían cuestionar el sistema monárquico europeo, valiéndose de herramientas racionales vinculadas a la ciencia, es decir, prima el uso de la razón, hay deseo de reorganizar la sociedad, se busca destruir mitos, dogmas, construcciones cuyo único soporte es la tradición o la religión católica.
Entre algunos acontecimientos propios del siglo XVIII tenemos por ejemplo: la Revolución Industrial europea (siendo Inglaterra la potencia que experimentó mayor desarrollo en Europa), Antoine Lavoisier demostró que la combustión requiere oxígeno, y supuso el inicio de una nueva teoría referida a la combustión, se impuso la mecánica newtoniana y la teoría de la gravitación universal, se plantearon las primeras evidencias empíricas de la teoría heliocéntrica, entre otros adelantos significativos.
En el plano intelectual, el cuestionamiento al absolutismo, el poder magnánimo del rey y su representatividad de dios en la tierra; además, la difusión de las ideas de libertad, solidaridad, fraternidad, soberanía popular, estuvo a cargo de los ilustrados franceses. El ambiente de libertad política, diversidad religiosa y prosperidad económica de la burguesía imperante en Inglaterra y Holanda era el más adecuado para el triunfo del pensamiento ilustrado. Sin embargo, fue en Francia donde la interpretación del empirismo inglés por los racionalistas continuadores de Descartes produjo el movimiento de la Ilustración. Bajo influencia ilustrada -Destacaban las ideas de Rosseau, Locke y Montesquieu- los colonos de América del Norte propinan un duro golpe a la monarquía inglesa con el triunfo de Virginia 1775. Es el 4 de Julio de 1776, cuando el Congreso general de Filadelfia proclamó la unión solidaria de las trece colonias y votó por la Declaración de Independencia de los EEUU. Precedida por un preámbulo redactado por el virginiano Thomas Jefferson, e inspirado en los principios de los filósofos franceses Montesquieu y Rosseau. Este acontecimiento marcó un hito en la historia universal. Además, sirvió de ejemplo a los colonos o criollos del resto del continente americano que aún se mantenían bajo el influjo de la corona española. A los pocos años, 1789 los sentimientos autonomista y de rechazo al absolutismo llegaron a las puertas de Versalles produciéndose la Revolución Francesa. Pero si bien es cierto, aquel fenómeno revolucionario fue de trascendental importancia, también hay que tener en cuenta que alrededor de esa fecha se produjeron otros acontecimientos que vinieron a reforzar la idea de cambio. En el mes de abril de aquel mismo año de 1789, George Washington fue nombrado primer presidente de los Estados Unidos de América, y en aquel verano se instaló la primera máquina de vapor para la industria del algodón en Manchester. Es decir, se experimentaba el conflicto entre el orden viejo y la nueva realidad en Francia, el nacimiento de una nación en América y el comienzo del predominio de la máquina para la producción industrial. Tres aspectos distintos, pero que marcan el inicio de un nuevo periodo al cual los historiadores franceses convienen en llamar “le epoque contemporaine”.
Las ideas ilustradas se difundieron en el Perú a través de centros culturales como, el Convictorio de San Carlos, o la revista científica “el mercurio peruano”, siendo este último, el principal medio de difusión de la sociedad de amantes del país.
Alex Murazzo Vásquez

El Himno Nacional ¿la tradición debe imponerse?

“Todo lo que fuera establecido por mí se considerará sólo Provisional” Don José de San Martín Agosto de 1821.

“Pobre Aristocracia colonial, pobre boba nobleza limeña, incapaz de toda idea y de todo esfuerzo” José de la Riva Agüero.

Ya que se acercan las fiestas patrias, vamos a analizar la letra del Himno Nacional, aquella que llevamos cantando en cada ceremonia especial o acto público oficial hace más de 93 años. Para ello ajustándome rigurosamente a los sucesos históricos intentaré presentar los hechos desde su creación hasta las modificaciones o variaciones que se acuñaron con el tiempo.
Luego de la reunión que sostuviera el virrey de facto La Serna con San Martín -tras mediación del comisario regio Manuel Abreu- sorpresivamente el general realista abandona Lima y se dirige a la sierra sur, donde el ejército español había conseguido sólo victorias; el mismo virrey La Serna, antes de retirarse, invitó a San Martín a entrar en Lima pues era el único que podría evitar un ataque contundente de “las montoneras” contra la capital. San Martín dio orden, a las montoneras lideradas por el español patriota Álvarez de Arenales, de no poner resistencia y permitir el retiro del Virrey. De esta manera San Martín ingresó a Lima el 12 julio de 1821 siendo recibido con gran algarabía por el pueblo; el 15 de julio promulgaría la independencia en cabildo abierto y el 28 de julio en las diferentes plazas de la capital –Plaza Mayor, La Merced, Santa Ana y la Plaza de la Inquisición- . El arribo de la corriente libertadora del sur a Lima generó en la aristocracia limeña sentimientos “ambiguos”. Como bien apunta Jhon Lynch, los patriotas y los realistas por igual veían en San Martín el líder que los protegería del desorden social; después de la marcha del virrey, la aristocracia limeña invitó al libertador a tomar posesión prontamente de la capital, ante el temor por la insurrección de las clases populares. La aristocracia no sólo temía a los esclavos, con mayor razón debía temer a los indios armados que rodeaban Lima, claro, bajo las órdenes de los oficiales de San Martín, pero indios al fin y al cabo. Fueron precisamente estos “criollos, notables vecinos de la ciudad” los que firmaron el acta de la independencia y terminaron nombrando a San Martín Protector de la Independencia del Perú. Entre los firmantes se distingue el nombre de José De La Torre Ugarte de cuya inspiración se produjo la letra del Himno Nacional.
En muchos trabajos historiográficos, no se ha tomado en cuenta la participación activa de las clases populares apoyando al ejército libertador. Centenares de indígenas, en la sierra, apoyaron heróicamente a las tropas lideradas por Arenales, defendían la causa con hondas o sus mismas herramientas de labranza, ya que no se disponía de suficientes armas o tal vez suficiente confianza como para poder proveer a estos grupos de una mejor condición de defensa y una mayor oportunidad en combate. A pesar de las limitaciones bélicas, la incursión de Arenales fue exitosa; la sierra de Arequipa, Huancavelica, Junín, Tarma, y Cerro de Pasco fueron testigos mudos de la participación decidida de la masa campesina de luchar por una causa justa “terminar con la opresión española”. Fue el general realista José Carratalá, el encargado de frenar el avance de las montoneras en la zona de Huamanga, aquí emergen las figuras heroicas como son: Maria Parado de Bellido, Cayetano Quiroz, el Indio Velasco, entre otros. Pero no sólo fueron indígenas los que apoyaron la causa de la independencia, también se unieron a las tropas patriotas esclavos, mestizos y criollos marginados por el sistema colonial.
El 7 de Agosto de 1821, el protector, considerando que era necesaria la adopción de una “Marcha Nacional” en el Perú, convoca a un concurso público. Respecto al concurso, es importante aclarar que no se emitió ninguna publicación oficial donde se definieran las bases del mismo, ni siquiera puede hallarse testimonio de la convocatoria en “la Gaceta del Gobierno” periódico oficial del protectorado.
José De La torre Ugarte (letra) y Bernardo Alcedo (música) fueron los ganadores del concurso. El Himno Nacional recibió reconocimiento oficial por ley del 15 de abril de 1822. Hasta donde he revisado –y si algún colega tiene información hacerla llegar- la letra del Himno no llegó a publicarse oficialmente, la única publicación de la cual se tiene cuenta es el libro escrito por Bernardo Alcedo “Filosofía Elemental de la Música” publicado en Lima 1869. Las notas del Himno Nacional se entonaron por primera vez el 23 de setiembre de 1821 con motivo de la celebración de la entrega del Real Felipe por parte de José La Mar.

De la Torre Ugarte, abogado, con estudios en San Marcos, fue un leal colaborador de San Martín, también fue colaborador de Riva Agüero como oficial mayor del ministerio de Guerra y Marina, auditor de guerra en 1827 y finalmente vocal de la corte superior de La Libertad en 1830, muere en Trujillo el 1 de setiembre 1831 desempeñando este importante cargo. Escribió algunas canciones populares como “La Chicha” a la cual Alcedo le puso música y que era fervorosamente cantada durante el gobierno de San Martín. Bernardo Alcedo por su parte, desde niño se dedicó a la música, fue instruido por maestros religiosos de San Agustín y Santo Domingo, vivió mucho tiempo en Chile hasta 1864 que regresó definitivamente a su patria. Participó en las dos campañas a puertos intermedios. En 1869 publicó en Lima el libro “Filosofía elemental de la música”. Fue miembro de la sociedad Fundadores de la Independencia, presidente vitalicio honorario de la sociedad Filarmónica de Lima y director general de las bandas de música del ejército, falleció en Lima el 28 de diciembre de 1878. Como vemos, ambos personajes estuvieron muy vinculados al fenómeno independentista. Es precisamente en su obra “Filosofía elemental de la música”, donde Bernardo Alcedo denuncia las variaciones sufridas por el himno nacional y que distaban del himno original. Bernardo explica que desde la década del 40 del siglo XIX (anarquía militar) la estrofa “largo tiempo el peruano oprimido…” fue añadida como parte del himno. Es precisamente en el mismo libro donde Bernardo presenta una copia que guardaba de la composición del doctor De la Torre Ugarte, proponiendo que se haga la corrección. Esta estrofa siguió cantándose hasta el día de hoy, aunque en el discurrir histórico muchos historiadores, poetas e intelectuales se han pronunciado al respecto definiéndose dos corrientes: aquellos que plantean anular la estrofa apócrifa volviendo a la original que escribiera de la Torre Ugarte y por otro lado aquellos que plantean la permanencia del himno nacional actual, respaldados en la tradición. Para definir nuestra posición debemos tomar en cuenta datos adicionales.
La letra que escribiera el doctor José de la Torre Ugarte como “Marcha Nacional”, ha enfrentado diversas críticas. Por los años de 1870, se formó en Lima, el Club Literario con la mejor gente de la segunda generación liberal de su época, entre los cuales estaba el gran poeta Luís Benjamín Cisneros y el gran historiador y hombre de ciencia en el Perú don Eugenio Larraín de Huánuco, jóvenes a la sazón, preocupados precisamente por la mala calidad de los versos de De La Torre Ugarte, aunque no es la calidad del verso lo que le da forma ni calidad al himno, sino la expresión que este hace del alma nacional; ambos literatos ilustres, proponen al Club Literario que se haga una revisión y que se cambie definitivamente esta letra. El Club Literario aprueba el estudio de una nueva letra con el objeto de sustituir a la tradicional, aunque con carta del 15 del de junio de 1874 Benjamín Cisneros y don Eugenio Larraín desisten de dicha propuesta, pero el debate quedó abierto. A inicios del siglo XX el presidente Eduardo López de Romaña convoca a concurso para cambiar la letra del himno nacional, el ganador fue el poeta José Santos Chocano. El motivo fundamental del cambio de letra era su antihispanismo ya que por entonces el Perú estaba en paz y gran amistad con España, habiendo aceptado S.M el Rey ser árbitro en su ligio territorial con Ecuador. La convocatoria al concurso dio lugar a múltiples discusiones y el nombramiento del jurado dictaminador, uno de sus miembros resultó ser el tradicionalista Ricardo Palma quien estuvo de acuerdo con el cambio de las estrofas excepto el coro. Santos Chocano, con el seudónimo de Improntu, ganó el concurso, aunque no se expidió una resolución suprema que oficializara el nuevo Himno, ni se cumplió con el premio “una medalla de oro”, lo cierto es que la nueva letra fue cantada en los colegios hasta 1912. Entre los que fueron niños entonces encontramos al ilustre Luis Alberto Sánchez quien en un articulo publicado en el diario la prensa (03 de marzo de1974) se recuerda entonando las estrofas del nuevo himno. El presidente Billingursth, el 26 de febrero de 1813, promulga el decreto ley Nº 1801 en la cual declara oficial e intangible, el himno nacional letra de don José de la Torre Ugarte y música de Don Bernardo Alcedo y adoptado por el supremo gobierno en 1821. Cuando se consigna la letra del himno aparece una estrofa que no corresponde al puño del doctor De La Torre Ugarte aquella que dice “Largo tiempo el peruano oprimido, la ominosa cadena arrastró…”. Según algunos estudios que he tenido oportunidad de revisar, como es la investigación de Jorge Raygada, trabajo prologado por Jorge Basadre, encontramos que la estrofa consignada como apócrifa “largo tiempo el peruano oprimido:..” y que para algunos historiadores es denigrante y no se ajusta a la verdad histórica, era cantada por negros en Lima antes del ingreso de San Martín y fue conocida como la primera canción patriótica. Esta “primera canción patriótica” fue entonada en el momento en que se produce la marcha de los realistas encabezados por Canterac, que bajan de las alturas de la sierra y ocupan la plaza del Callao, frente a la amenaza de Canterac, estando reunidos en el Teatro principal - hoy Teatro Segura- los distinguidos representantes de la sociedad limeña, aparece improvisadamente San Martín y anuncia el riesgo que enfrenta la capital; ante la noticia la multitud que llena el teatro se levanta e inmediatamente y entona espontáneamente la primera canción nacional, "Largo tiempo el peruano oprimido…". Como vemos han sido múltiples intelectuales, quienes a través del tiempo han cuestionado la letra de don De La Torre Ugarte. Pero la letra de un Himno responde a un momento, a una coyuntura en la cual el sentir de los actores involucrados se ven representados. La estrofa “largo tiempo el peruano oprimido” fue un cántico patriota, entonado generalmente por las clases populares, que responde al sentir de una época, inclusive antes de cantar oficialmente el himno de don José De La Torre Ugarte ya se entonaba “largo tiempo….”. Esta estrofa esta relacionada a los grupos populares, sector que masivamente apoyaron a las tropas independentistas e hizo lo que la débil, taciturna y tibia aristocracia limeña no se atrevió.
Se ha mencionado entre quienes pretenden eliminar la estrofa “apócrifa” que esta hace alusión a que no hubo rebeldía frente al invasor, hecho que esta descartado por cientos de rebeliones y movimientos indígenas que se produjeron en 280 años de explotación, desde los generales atahualpistas quiteños hasta el apoyo recibido por los libertadores de las masas indígenas en pleno siglo XIX; pero en conjunto la situación colonial sí fue la de un gemido permanente, gemido que era la expresión de dolor de un pueblo que se sentía postergado y sometido por una dominación extranjera y que levanta la cabeza, entonces, después de largo tiempo para proclamar la libertad que ha llegado a sus costas en manos de San Martín. Esta podría ser la interpretación del "largo tiempo el peruano oprimido" que hemos cantado desde el colegio y que han cantado -y eso es lo más importante- no solo las generaciones presentes sino todas las generaciones del Perú desde 1821. Además, el Himno Nacional tal cual lo percibimos hoy está arraigado en la tradición popular, como ya hemos dicho un himno refleja la realidad de un momento y en el momento de su creación existía la euforia de la victoria lograda en la guerra de la independencia. Es así que temas como la esclavitud, el sufrimiento de la opresión, problemas sociales resueltos mucho después se explican por su contexto temporal, que siempre es cambiante y que, por tanto, no puede suscitar la modificación del contenido del himno una y otra vez. El poeta y catedrático Marco Martos, para quien la tradición también es una fuente válida. Nos dice:"No interesa tanto quién la creó. La historia ha demostrado que hubo muchas versiones que no prosperaron porque la tradición popular se impuso. Es como cambiar el nombre a una calle. Aún cuando en los mapas y carteles aparezca el nombre nuevo, la gente la seguirá llamando de la anterior manera". Por ello, no importa cuantos himnos oficiales haya tenido el Perú; sino, cuanta fuerza ha tenido la tradición popular para mantener vigente hasta hoy el que ha sido nuestro único y verdadero himno nacional.
Alexander Murazzo Vásquez