lunes, agosto 26, 2013

LOS PRIMEROS OCUPANTES DE LA CORDILLERA ANTERIORES AL 8000 A.C.

Por Danièle Lavallée*

En el valle de Ayacucho, un amplio programa de excavaciones dirigido por Richard S. Mac Neish condujo, en los años 1969-74, al descubrimiento de más de 500 yacimientos de todas la épocas, 20 de los cuales pertenecen al Pre cerámico. Uno de ellos, la cueva de Pikimachay, a 2.850 m, reveló una secuencia de ocupación que comienza hacia el 13000 a.C., en una fase Ayacucho (13000-11000 a.C.).

Para hacer honor a la verdad, queremos precisar que su inventor quiere hacer remontar el inicio de la ocupación humana de la cueva a más de 20.000 años: según él, durante una primera fase Paccaicasa (23000-13000 a.C.), algunas herramientas de piedra tosca (choppers- piedras con un filo someramente trabajado- y lascas de piedra) asociadas a restos de fauna fósil (desdentados y caballos), comprobarían el paso por la cueva de pequeños grupos de cazadores que habrían acosado en su guarida la caza mayor del Pleistoceno antes de despedazarla y consumirla. No obstante, esta fase es hipotética en muchos aspectos: por una parte, el fechado con C14 no se obtuvo a partir de carbones procedentes de una hoguera (el nivel “Paccaicasa” no contenía resto alguno de uso de fuego), sino de huesos de Scelidotherium, un gran desdentado que habitaba entonces la gruta (la presencia de excrementos lo prueba), de modo que sus esqueletos podrían encontrase allí sin que necesariamente los llevara el hombre, e incluso desde mucho antes de la llegada de éste.

Por otra parte, las “herramientas” que se le atribuyen consisten (a excepción de cuatro objetos que sin duda se han deslizado desde capas superiores) en fragmentos mellados y más o menos informes de toba volcánica, material del que está hecha la propia gruta, de modo que podría tratarse, como piensan además numerosos especialistas, de simples pedazos desprendidos de la pared.

Por todo ello, la prudencia y el rigor obligan a situar el inicio de la ocupación de Pikimachay hacia el 13000 a.C., lo que la convierte, a pesar de estas restricciones, en la más antigua encontrada en Perú. De esta época (fase Ayacucho) unas herramientas líticas más abundantes, más diversificadas-choppers, bifaces burdos y lascas retocadas- y talladas esta vez en rocas generalmente traídas de otros lugares, dan fe de la utilización de la cueva por cazadores, cuyas presas siguen siendo algunos ejemplares de la megafauna pleistocénica ( perezoso gigante, caballo) y también de especies actuales (camélidos y diversos roedores).


* LAVALLÉE, Danièle, La ocupación precerámica de la sierra peruana, IFEA y Lluvia Editores, Lima, 2002.

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