martes, noviembre 10, 2015

LA HISTORIA DE LIZ CVR

EL MITO FUJIMORISTA DE LA DERROTA DE SL

Por Nelson Manrique 

El respaldo al fujimorismo reposa en buena medida en la creencia de que fue Alberto Fujimori quien capturó a Abimael Guzmán, algo que es creído especialmente por los jóvenes que no vivieron ese periodo. Abimael Guzmán fue capturado cuando el Estado peruano venía claramente perdiendo la guerra, ejecutando una estrategia de “terror contra terror” (el grupo Colina, Barrios Altos, La Cantuta, la masacre de presos de mayo de 1992), que fue explicada por Santiago Martin Rivas, el jefe del grupo Colina, al periodista Humberto Jara. Esta no detuvo el crecimiento senderista y al contrario lo aceleró. En abril de 1992 –el mes del golpe de estado de Fujimori– el subsecretario de Estado para AL Bernard Aronson planteó ante la Cámara de Representantes de EEUU que se debía evaluar una intervención militar multinacional en el Perú para evitar el triunfo de SL. 

En Lima el asesinato impune de líderes populares como María Elena Moyano provocó un repliegue general de las organizaciones que enfrentaban a SL. La desmoralización de la clase media se expresó en la intención de cientos de miles de personas que querían vender sus propiedades para marcharse del país. En julio SL precipitó aún más las cosas lanzando una gran ofensiva con atentados contra empresas privadas, edificios públicos y locales de legaciones diplomáticas, agravando la zozobra e inseguridad; la culminación fue el bárbaro atentado de Tarata en Miraflores. Días después un “paro armado” fue acompañado de ensayos preinsurreccionales en barrios periféricos de Lima y algo similar sucedió en Ayacucho, Puno, Huancayo, Satipo, La Merced, Pasco y Huánuco. Lima era una ciudad acosada y se percibía claramente que el Estado era incapaz de ganar la guerra. En ese contexto la captura de Guzmán paró en seco una ofensiva general y fue el comienzo del fin para SL. 

La captura de Abimael Guzmán fue una completa sorpresa para Fujimori y Montesinos; éste se encontraba en un cóctel en una embajada cuando la TV difundió la noticia de que había sido capturado el “presidente Gonzalo” y Fujimori estaba pescando en Iquitos y sólo pudo retornar a Lima recién al día siguiente. Una vez en Palacio se encargó de autoatribuirse el mérito de una operación exitosa de la cual ni siquiera tenía conocimiento. 

La captura de Guzmán fue esencialmente el resultado de un cambio en la estrategia contrasubversiva realizado por un grupo de policías de la DINCOTE, descontentos con la forma como se venía llevando la guerra. Su estrategia reemplazó la represión indiscriminada (como la ejecutó Fujimori con el Grupo Colina) por un trabajo de inteligencia selectivo, que tenía como objetivo llegar a la cúspide de la dirección senderista, con la convicción de que se podía derrotar a SL capturando a Guzmán, pues lo único que SL no podría reemplazar era a su jefe máximo. 

Trabajaron largo tiempo en silencio: en lugar de poner en prisión a los senderistas que iban identificando los del GEIN los dejaban libres y les hacían un paciente seguimiento, buscando reconstruir la red orgánica senderista para llegar a Guzmán, lo que finalmente lograron, capturándolo sin disparar ni un tiro. Para poder ejecutar su estrategia tuvieron que trabajar a espaldas de Fujimori y de Montesinos. Fue clave el papel de Benedicto Jiménez y el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), creado a su insistencia al interior de la DINCOTE en 1990. 

La captura de Guzmán el 12/9/92 fue un trabajo policial, realizado al margen de las FFAA, ejecutado contra la estrategia de “terror contra terror” de Fujimori y Montesinos. Esta no solo violaba los DDHH sino demostró ser completamente ineficaz. No es, por eso, de extrañar que, lejos de ser condecorados y promovidos, los jefes policiales que capturaron a Guzmán fueran castigados por Fujimori: Ketín Vidal, Benedicto Jiménez y Marcos Miyashiro fueron removidos de sus cargos y enviados a colocaciones que virtualmente los sacaban de la carrera policial. Hubo que esperar a la caída de la mafia para que fueran reivindicados. 

domingo, septiembre 06, 2015

CONTRATO DREYFUS 1869 “El dos de mayo de la hacienda pública”

Tal como lo describe Peter Klarén, Pierola era conservador, además de un “tradicionalista católico, hispanófilo... defendía no solo a la iglesia frente al anticlericalismo de los civilistas, sino también a las élites terratenientes rurales más tradicionales de la nueva plutocracia exportadora” (2013, P.225) 

La discusión de ambos grupos económicos giraba en torno a la disposición de mano de obra. Los terratenientes costeños – Hacendados azucareros principalmente - representaban una mejor oferta laboral para los campesinos, considerando las condiciones y relación servil en los latifundios serranos. En tal sentido, los hacendados azucareros exigían un mercado laboral de libre disposición y fuerza laboral asalariada. Mientras los terratenientes tradicionales, el proteccionismo del Estado. 

Los civilistas, asociados a los terratenientes costeños principalmente, veían en el incremento de impuestos y rentas el camino para la construcción de infraestructura que el país necesitaba. Mientras Piérola, consideraba más bien el camino del préstamo extranjero y distaba del grupo civilista por considerarlo un grupo individualista y agiotista, ajeno a intereses nacionales.

En este contexto, Piérola, en su calidad de Ministro de Hacienda (Economía) inició negociación con la casa judío francesa representada por Auguste Dreyfus a fin de menguar la deuda externa heredada e incrementada por el despilfarro guanero (1845 - 1869) y la Guerra del Pacífico 1879. La prenda de negociación fue el “guano de las islas”, hasta ese momento en manos de los ahora poderosos consignatarios nacionales.

Ante esta situación los consignatarios nacionales iniciaron una lucha jurídica y política, sobre lo que consideraban era un “arbitrario despojo” por parte del Estado y su ministro Piérola. En 1871, un grupo de rentistas guaneros decidieron fundar el Partido Civil, para tentar la posibilidad de tomar llegar al poder y poner fin al ciclo militarista. De esta manera los civilistas iniciaron una activa y costosa campaña electoral, así se dio inicio a las campañas políticas modernas en el Perú, mítines, publicidad e inclusive globos aerostáticos decoraron las calles de Lima y entusiasmaron a los vecinos. 

Sin embargo los guaneros, como denuncia Heraclio Bonilla (1984) se habían convertido en una clase rentista y parasitaria, al no haber asumido la responsabilidad económica de invertir en el desarrollo de industrial del país y haber asegurado su capital adquiriendo propiedades (azucareras) y prestando dinero al Estado (con altos intereses). Lo cierto es que el Estado Peruano tenía una enorme deuda con los consignatarios y el guano había quedado a expensas de esta burguesía guanera, quienes especulaban con el precio y presionaban al Estado. 

A través del contrato Dreyfus (1869), negociado por el Ministro de Hacienda Nicolás de Piérola, el Estado peruano entregó dos millones de toneladas de guano, de los cuales Dreyfus cobraría una comisión, manteniendo intactas las aspiraciones de alcanzar la monopolización mundial del comercio guanero. Dreyfus, a cambio del guano, aseguraba un ingreso mensual de setecientos mil soles, “suficiente para gastos ordinarios” (Contreras y Cueto, 2004.p 127). A cambio la casa judío francesa asumía el pago de los intereses de la deuda externa, la misma que creció significativamente. En 1865 la deuda no alcanzaba los diez millones de soles, para 1872 la deuda alcanzó la escandalosa cifra de ciento ochentaicinco millones de soles. 





sábado, septiembre 05, 2015

El CONTRATO GRACE 1889

La guerra del pacífico había terminado con la negociación de paz impulsada por Miguel Iglesias desde la hacienda Montán en Cajamarca. Políticamente, la cercanía de Iglesias a Piérola generó que el desprestigiado partido civil vaya inclinando su simpatía hacia Cáceres. En 1885 gracias a una gran estrategia, Cáceres logró mantener su ejército refugiado en Huaripampa y a la espera de la orden de avanzar sobre Lima; mientras tanto una pequeña facción cacerista encerraba al ejército de Iglesias en Junín destruyendo los puentes de acceso a Lima. Con la destitución de Iglesias (3 de diciembre de 1885), un concejo diplomático negoció con Cáceres acordando que el poder recaiga en el abogado limeño Antonio Arenas, quien restituyó la constitución de 1860 y convocó a elecciones. Cáceres, como candidato único y en medio del respaldo nacional, además del apoyo civilista, iniciaba su primer gobierno. Esta era la primera alianza política de controversia en la historia republicana, pues fue la primera vez que los civiles respaldaban abiertamente un gobierno militar.

El gobierno de Céceres fue complicado. Bancarrota, devaluación monetaria y una enorme deuda con los acreedores ingleses, eran los principales problemas. Precisamente Miguel Grace fue representante de estos acreedores ingleses y encargado de negociar con el Estado peruano (en reconstrucción) el pago de la deuda externa. La propuesta de Grace pasaba por recuperar para los acreedores ingleses todos los “activos” desarrollados por el Estado peruano con los prestamos recibidos, ya sean ferrocarriles, minas, proyectos de irrigación, edificios públicos a fin de recuperar lo adeudado. 

"Los Demócratas" pierolistas y el partido liberal de José María Quimper, se oponían al contrato y dieron dura lucha en el parlamento para impedir su aprobación. Según Basadre, dos legislaturas lograron rechazarlo. Cáceres optó por la disolución del parlamento, el nuevo parlamento con mayoría civilista y constitucionalista terminaron aprobando el contrato Grace en 1889, considerado por la oposición como lesivo y entreguista. Sin embargó fue la piedra angular de la recuperación económica del Perú luego de la traumática guerra del pacífico. Grace se comprometió a financiar la deuda externa del Perú hasta por un monto de 50' millones de libras esterlinas.

¿Pero bajo qué condiciones? 

Se entregó a los acreedores ingleses por 66 años los ferrocarriles, entregar las exportaciones de guano que quedaban, pagar 80 mil libras esterlinas por 33 años (solo se pagó el primer año, por ello el presidente Legía cedió la concesión a perpetuidad), libre derecho de navegación por el Titicaca y 2 millones de hectáreas de selva para exploración petrolera. Fue “la Peruvian Corporation, la compañía encargada de ejecutar la transacción”. (Klaren, P. 2013, p. 248) 

martes, agosto 18, 2015

ESQUEMA DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO DE LAS FF.AA.

FRACASO DEL PRIMER BELAUNDISMO (1963 - 1968)
El 3 de octubre de 1968, el General Velasco Alvarado depuso al presidente Fernando Belaunde. 
El gobierno de Acción Popular fracasó principalmente por tres razones: 
Primero, la oposición APRA - UNO, al constituir mayoría parlamentaria obstaculizó toda propuesta reformista de Belaunde, constantemente negaron el voto de confianza a los ministros, lo que generó  la censura y reemplazo de 94 ministros en cinco años. 
Segundo, el frustrado proyecto de reforma agraria generó la ruptura de la alianza con el Partido Demócrata Cristiano. Este partido denunció que Belaunde había abandonado la senda reformista. De esta manera Haya de la Torre asumió el control del Parlamento y protagonismo político, el APRA se perfilaba como el candidato presidencial de mayor opción. 
Tercero, la crisis económica, generada por el incremento del gasto estatal. Los subsidios, la política de sustitución de importaciones, el incremento de la deuda externa, la creciente inversión en obras públicas (Marginal de la selva, proyectos de vivienda, ampliación de servicios públicos), unido al estancamiento de las exportaciones y la ausente inversión estadounidense, generaron inflación y devaluación monetaria. 
En este contexto, el acontecimiento que determinó el final abrupto del gobierno de Belaunde fue la pérdida de la página 11 del "Contrato de Talara" negociación llevada a cabo con la IPC.  
       

viernes, febrero 06, 2015

Indios detrás de la muralla
Autor: Jesús Cosamalón Aguilar
Lo interesante de esta obra, es la manera excepcional del manejo de fuentes primarias para reconstruir la convivencia social de las clases populares durante el siglo XVIII e inicios del XIX, esta historia de lo cotidiano desarrolla la convivencia entre razas y castas populares que a pesar del esfuerzo de la administración española por mantenerlas alejadas y en conflicto, adquirieron una dinámica compleja y de asistencia mutua. 



"Esta obra describe el universo de las relaciones sociales al interior de los sectores populares en Lima a fines de la colonia. Lo hace a partir del análisis de los matrimonios entre indios y negros celebrados en la Parroquia Santa Ana, hacia el final del gobierno colonial.

El matrimonio inter-racial, que ha motivado pocos estudios en el Perú, resulta muy útil para comprender la complejidad de la realidad social, más aún al hecho mismo del matrimonio lo enriquecemos con la información de los testigos que asistieron a certificar la soltería de los contrayentes. Estos personajes ofrecen un excelente panorama de las vinculaciones sociales de los novios, ya que estas ocurren en el espacio concreto de la Lima borbónica. Las reformas también influyen en este hecho y el presente trabajo analiza las implicancias de ello a nivel urbano y legislativo.

Finalmente, cabe destacar que el ánimo que inspira las páginas de este libro se centra en demostrar la existencia de una efectiva convivencia social entre las diversas razas y castas de este periodo, a pesar de las restricciones establecidas en las normas borbónicas y de la conocida violencia inter-racial documentada por otros autores".
* Párrafo tomado de contratapa del libro
Cosamalón, J. (1999). Indios detrás de la muralla. Matrimonios indígenas y convivencia interracial en Santa Ana (Lima, 1795-1820). . Lima: PUCP 

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