Por Danièle Lavallée*
En el valle de Ayacucho, un amplio programa de excavaciones dirigido por Richard S. Mac Neish condujo, en los años 1969-74, al descubrimiento de más de 500 yacimientos de todas la épocas, 20 de los cuales pertenecen al Pre cerámico. Uno de ellos, la cueva de Pikimachay, a 2.850 m, reveló una secuencia de ocupación que comienza hacia el 13000 a.C., en una fase Ayacucho (13000-11000 a.C.).
Para hacer
honor a la verdad, queremos precisar que su inventor quiere hacer remontar el
inicio de la ocupación humana de la cueva a más de 20.000 años: según él,
durante una primera fase Paccaicasa (23000-13000 a.C.), algunas herramientas de
piedra tosca (choppers- piedras con un filo someramente trabajado- y lascas de
piedra) asociadas a restos de fauna fósil (desdentados y caballos),
comprobarían el paso por la cueva de pequeños grupos de cazadores que habrían
acosado en su guarida la caza mayor del Pleistoceno antes de despedazarla y
consumirla. No obstante, esta fase es hipotética en muchos aspectos: por una
parte, el fechado con C14 no se obtuvo a partir de carbones procedentes de una
hoguera (el nivel “Paccaicasa” no contenía resto alguno de uso de fuego), sino
de huesos de Scelidotherium, un gran desdentado que habitaba entonces la gruta
(la presencia de excrementos lo prueba), de modo que sus esqueletos podrían
encontrase allí sin que necesariamente los llevara el hombre, e incluso desde
mucho antes de la llegada de éste.
Por otra
parte, las “herramientas” que se le atribuyen consisten (a excepción de cuatro
objetos que sin duda se han deslizado desde capas superiores) en fragmentos
mellados y más o menos informes de toba volcánica, material del que está hecha
la propia gruta, de modo que podría tratarse, como piensan además numerosos
especialistas, de simples pedazos desprendidos de la pared.
Por todo
ello, la prudencia y el rigor obligan a situar el inicio de la ocupación de
Pikimachay hacia el 13000 a.C., lo que la convierte, a pesar de estas
restricciones, en la más antigua encontrada en Perú. De esta época (fase
Ayacucho) unas herramientas líticas más abundantes, más
diversificadas-choppers, bifaces burdos y lascas retocadas- y talladas esta vez
en rocas generalmente traídas de otros lugares, dan fe de la utilización de la
cueva por cazadores, cuyas presas siguen siendo algunos ejemplares de la
megafauna pleistocénica ( perezoso gigante, caballo) y también de especies
actuales (camélidos y diversos roedores).
* LAVALLÉE, Danièle, La ocupación
precerámica de la sierra peruana, IFEA y
Lluvia Editores, Lima, 2002.
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